TANGO
Por fin, el azul celeste, rompió el silencio
tango de pasadizo estrecho
de luz, a media luz,
de alcantarilla sonámbula y humeante.
Un tango dueño de una voz quebrada
baile de gestos y voces
de sombrero, clavel y solapa
de tacón, rodilla y falda al vuelo.
Llevaba matasellos de
Argentina o Uruguay
bebía mate, no me acuerdo,
sólo sé que se me atravesó el viento.
Y entonces el acordeón
comenzó a gotear sudores y acordes
desamores, recuerdos, nostalgias, sinsabores: